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La nominalización puede ser de dos familias esenciales: la simple o de 1° grado, la oracional o de 2° grado. La primera se realiza fundamentalmente mediante el artículo, y algunas veces por el morfema infinitivo "-R" y un signo tipográfico en el caso del metalenguaje (comillas, barras, mayúscula...). Acerca de la segunda (la oracional), se logra a través de los posibilitadores categoriales lexicalizados por un lado (el que1 y los interro-exclamativos: quién, qué, si...) y los no lexicalizados por otro. En este último contexto, hablamos de la pausa sustantivadora, representada por los signos puntuacionales (coma...) en el discurso directo o indirecto. Otro sustantivador no grafiado suele ser el modo del verbo (Subj., Indic., etc). De la nominalización oracional nacen nombres oracionales.