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Águila, a su esplendor no se deslumbra Al espléndido trono fija atento Aquí de Ampudia el advertido Conde Aquí la águila regia, aquí el segundo Aún no la planta se ocultó postrera Blasones aclamó del Almirante Candores brilla, si entre auroras puede Carlos le sigue; de su bruto alado Clara familia infante el grave paso Con relámpagos siete, ardiente rayo Cordobés rucio entiende el pensamiento cuando el aplauso roba cortesano Cuando la puerta que antes el Oriente Cuanto su vista el ánimo suspende Cuatro veces en giros diferentes De Córdoba al clarín tiembla la tierra De éste, pues, héroe, visitó la arena Del alto trono el trono mismo alcanza De las escuadras diez que ya leales Del carro de la noche se desata De un bizarro alazán la espalda oprime Doce enfrenados montes, que de Ociro Ébano y oro dividiendo hermosa El gallardo Guzmán, el fiel Acates El lusitano Mora, que dilata Emula de la pompa lusitana En él dio fin la ostentación faustosa En medio de su curso impele al viento En torno lustra la cuadrada arena Era del año la estación ardiente Festivo, si marcial, suena inflamado Grave se mueve el uno y otro plaustro Hasta que ya interpuestos los ancianos Jerarquía gentil de semidiosas La lealtad puede tanto, tanto puede Largo escuadrón, al resonar del viento Los aplausos prorrumpen alegría